Devuélvanme el atardecer

Evelyn H. Montes
Escrito en lápiz
Published in
3 min readSep 25, 2017

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Reflexiones de una millennial temprana en busca del paraíso analógico perdido

Corro el riesgo de delatar mi edad con lo que sigue, pero lo asumo y basta. Los que hayan nacido después del 89, pueden retirarse.

¿Ya se han ido?

Ahora sí. El resto puede acomodarse y sentirse como en casa.

Esto no pretende ser una oda nostálgica a las vacaciones sin celular. Pero sí.

Será que ser millennial temprana a veces no me ayuda a entender los tiempos que corren, el acelere constante, la búsqueda incansable del paisaje instangrameable.

Que me dejen de joder los que ante una puesta de sol van enseguida a manotear el celular porque el cielo se puso un poco rojo. ¿Por qué debería importarle a alguien más a que a su retina afortunada y al que sea que los acompañe en ese preciso momento? ¿Cuánto creerán que se pierden si, en cambio, solo señalan y dicen «mirá»? ¿Y si no dicen nada? Si solo se preguntan cuántas veces han visto un atardecer así, con ese degradé de rojos indecisos, que son casi naranjas, casi rosas, que se tocan con el resto de azul del cielo, que se va apagando, mientras las gaviotas le ponen banda de sonido al cuadro. Y se llenan de eso, se quedan ahí, solo ahí.

Esos afortunados trotamundos que graban sin cesar cosas que tal vez nunca más vuelvan a ver en directo. Me pregunto si lo que graban constituirá luego un recuerdo real. ¿Han vivido realmente eso que luego verán en la pantalla? ¿O han sido testigos de una vivencia? Y si en vez de sentarse frente a una pantalla a ver más tarde lo que han vivido pudieran contar entre amigos, al regreso, lo desconectados que se sintieron del mundo cuando estaban ante esa pagoda, que se erguía imponente, imposible, y cómo les puso la piel de gallina el sonido ensordecedor del gong. Cuánto los abrumó la cantidad de gente que pasaba por Picadilly Circus al mediodía. Cómo los encandilaron las luces de las pantallas de Times Square. Lo que sintieron al ver a esa jirafa ahí nomás, tan cerca. La sensación de pequeñez que les inundó el cuerpo ante ese cañón que parecía habérselo tragado todo.

Que no se me malinterprete, adoro la tecnología. Me acerca a los que quiero y están lejos. Pero a veces yo también caigo en la trampa y dejo que me aleje de todo. Le pongo filtros a lo que me rodea, saco todo de foco para mostrárselo a los demás.

Otras veces, sin embargo, me siento en la playa y solo escucho las olas, o me asomo a ese balcón que adoro para ver desaparecer las últimas pinceladas del hoy, o me quedo mirando fijo mi biblioteca llena de lomos de colores y no pienso en filtros, no pienso en nada. Y para cuando se me ocurre que sería lindo compartirlo, me doy cuenta de que ya es parte de mí. Y compartirlo ya no significa nada.

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Traductora creativa, correctora de textos (a veces, también de gente), copywriter. Siempre vuelvo al mar. Me encantan los paréntesis. www.evelynhmontes.com